jueves, 7 de abril de 2016

La magia de pensar en grande, Cúrate de la “excusitis”


Hola queridos lectores, hoy continuamos hablando acerca del libro la magia de pensar en grande  de David J. Schwartz y profundizaremos en la excusas que nos damos para no lograr aquello que deseamos.

Actualmente vivo en la Ciudad de México (megalópolis de más de 20 millones de habitantes), y puedo ver la cantidad de excusas que tenemos los mexicanos para no alcanzar aquello que deseamos. ( El  gobierno, la economía, la inseguridad, nuestra pareja, la educación  inteligencia, la edad, la salud, etcétera) Aunque muchos factores efectivamente son muy reales, muchas veces son excusas para no alcanzar aquello que deseamos

Stephen R. Covey en su libro los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (otro señor libro del cual estaremos hablando en otro post)  nos pide hagamos un ejercicio de toma de consciencia para identificar donde invertimos nuestro tiempo y energía, si lo invertimos en aquellas cosas que nos preocupan o si invertimos este tiempo y energía en las cosas que realmente podemos cambiar.



De acuerdo a este diagrama hay cosas allá fuera sobre las cuales no tenemos influencia pero hay otras cosas sobre las cuales podemos influir, esto es poder, nuestro poder para determinar y alcanzar aquello que queremos en la vida y cuando nos ponemos excusas lo único que estamos haciendo es tirar a la basura este poder o lo estamos cediendo a otras cosas allá fuera.

El Dr. David J Shwartz menciona algunas de las principales excusas que nos ponemos para no alcanzar aquello que tanto anhelamos:

 

La excusa de la Salud


·         La salud. La “excusitis” de la salud recorre todo el camino del “no me siento bien” crónico, al más específico “Me han pasado tales o cuales cosas”. La “mala” salud en mil formas diferentes, es usada como una excusa para evitar que una persona haga lo que desea hacer, impedirle aceptar grandes responsabilidades, privarse de ganar más dinero, obstaculizar el alcance del éxito. Millones y millones de personas sufren de la “excusitis” de la salud. Pero ¿Es en muchos casos una excusa legítima? Piensa por un momento en todas las personas que tú sabes que podrían, pero no lo hacen, lo que hacen es usar la salud como excusa.

 

4 cosas que tú puedes hacer para vencer la “excusa” de la salud.

  1.  Negarse a tener conversaciones con respecto a la salud. Cuanto más hables de un achaque, inclusive de un resfriado común, parece que es peor lo que se consigue. Hablar de la mala salud se asemeja a fertilizar las semillas. Además, hacerlo es una mala costumbre. Las personas que solo hablan de la mala salud aburren a la gente. Le hace aparecer a uno centrado en sí mismo. Las personas que piensan en éxito desechan esta tendencia natural de hablar de su “mala” salud. Uno puede merecer una pequeña simpatía, pero no respeto y lealtad, siendo un quejumbroso crónico.
  2. Rehúsa preocuparte acerca de tu salud. Si tu “crees” que padeces algún tipo de enfermedad, visita a tu médico e incluso pide una segunda y tercera opinión. Recuerdo que hace unos años mi mamá (¡mamá si estás leyendo esto sabes que te amo!) siempre estaba preocupada pensando en su mala salud y siempre estaba tomando medicamentos que anuncian por televisión para curar supuestas enfermedades que ella “creía” tener, posteriormente ella sufre una fractura de tibia y peroné, y a raíz de esta fractura y de estar varios meses en cama sin poder caminar ella decide que en cuanto se recuperé ella vivirá y hará sus actividades de manera normal y ha dejado de preocuparse por supuestas enfermedades. Hoy en día aunque su salud no es excelente su actitud ha cambiado, aunque nunca me lo ha dicho creo que está resuelta a vivir hasta que muera y trae una actitud de “mientras este en esta tierra voy a vivir¿Por qué vivir tan solo  a medias?
  3.  Agradece por tu salud. Sentirte genuinamente agradecido por tu salud es una de las mejores cosas que puedes hacer. Precisamente sentirte agradecido por la salud que tú tienes es una poderosa vacuna contra el desarrollo de nuevos dolores, molestias y enfermedades reales.
  4. Recuérdate a ti mismo a menudo que es “mejor gastar que enmohecerse”. Tu vida es para disfrutarla. No la desperdicies.


La excusa de la Inteligencia.


La “excusitis” de la inteligencia o “Yo carezco de cerebro” es común. De hecho, es tan común que quizá tanto como el 95 por ciento de la gente que nos rodea la padece en distintos grados. A diferencia de la mayor parte de tipos de “excusitis”, la gente afectada por este tipo particular de enfermedad, sufre en silencio. No son muchos los que admiten abiertamente que piensan carecer de la inteligencia adecuada. Más bien lo sienten en lo más profundo de su fuero interno. A causa de esto son muchos los que se venden barato. Fracasan en cuanto afrontar situaciones riesgosas porque ello “requiere de inteligencia”. Pero a la larga quien lo logra es la persona a quien no le inquieta la inteligencia y obtiene éxito.

                Lo que realmente importa no es cuanta inteligencia tienes sino como empleas la que tienes. El pensamiento que guía tu inteligencia es mucho más importante que la cantidad de tu poder cerebral. Permitirme repetir, el pensamiento que guía tu inteligencia es mucho más importante que cuanta inteligencia puedes tu tener.




Contestando la pregunta: “¿Debería tu hijo ser un sabio?”, el doctor Edwar Teller, uno de los más eminentes físicos de USA, dijo: “Un niño no necesita tener una mente veloz como el relámpago, para ser un hombre de ciencia, ni tener una memoria milagrosa, ni es preciso que obtenga los más altos grados en la escuela. Lo único que cuenta es que el pequeño posea un alto grado de interés por la ciencia”. ¡Interés, entusiasmo, son los factores críticos, inclusive en la ciencia!

3 medios para curar la “excusitis” de la inteligencia


1.       Nunca subestimes tu propia inteligencia ni la inteligencia de los demás. No te vendas barato. Concéntrate en tus fortalezas. Descubre tus talentos superiores, recuerda que lo que importa no es cuanto cerebro posees sino más bien como lo usas.
2.       Recapacita varias veces al día: “Mis actitudes son más importantes que mi inteligencia”. Ve las razones por las que puedes hacerlo, no las razones por las que no puedes. En el trabajo y en tu casa practica actitudes positivas.
3.       Recuerda que la capacidad de pensar es de mucho mayor valor que la capacidad de recordar hechos. Usa tu mente para crear y desarrollar ideas, hasta allar cosas nuevas y mejores que hacer. Pregúntate a ti mismo: “¿Estoy usando mi capacidad mental para hacer historia o estoy usándola meramente para recordar la historia hecha por los demás? 


La excusa de la Edad. 

La “excusitis” de la edad, la enfermedad del fracaso por nunca tener la edad correcta, se presenta bajo dos formas identificables: “soy demasiado viejo” y “soy demasiado Joven”

Como comentaba en el post anterior, trabajo en una gran compañía de tecnología y veo muy a menudo a grandes vendedores donde la diferencia más que la edad la marca su actitud. He visto al becario convertiste en el vendedor estrella y también he visto al vendedor ya mayor con una impresionante habilidad para las ventas y con un vigor y una creatividad muy superior a la que tienen muchos jóvenes que conozco.

De acuerdo a ciertos estudios la edad productiva va de los 20 a los 60 o inclusive a los 70 años de edad. (Aquí una liga que nos habla de la edad dorada del ser humano. http://www.seacw.org/index.php/2014-02-12-12-07-43/spanish-blog/item/464-la-mediana-edad-la-edad-dorada-del-ser-humano)

De acuerdo a lo anterior si hoy tienes 40 años aún te quedan entre 20 y 30 años de edad productiva. (No tienes excusas).



Si tienes menos de 30 años tampoco eres demasiado joven para alcanzar tus sueños (Mark Zuckerberg tenía 19 años cuando creo Facebook) aquí algunos ejemplos.





 

La cura de la excusa de la edad.

1.       Mira positivamente tu edad actual. Piensa “Soy Joven” no “Soy viejo”. Practica el mirar hacia nuevos horizontes y gana el entusiasmo y el sentir de la juventud.
2.       Contabiliza cuanto tiempo productivo has dejado. Recuerda. Una persona de 30 años aún tiene el ochenta por ciento de su vida productiva. Y alguien de cincuenta cuenta todavía con un amplio cuarenta por ciento, el mejor 40 por ciento de sus años de oportunidad. ¡La vida de hecho es más larga de lo que mucha gente piensa!
3.       Invierte tu tiempo futuro en lo que realmente deseas hacer. Solamente es demasiado tarde cuando tu permites que tu mente sea negativa y piensa que es demasiado tarde. Deja de pensar “Debía haber comenzado hace años”. Esto es pensar en el fracaso. En lugar de esto debes pensar “Voy a empezar ahora mis mejores años que están frente a mí”. Este el modo en el que piensan las personas afortunadas.


Para concluir por favor checa este texto del libro El Milagro más grande del mundo de Og Mandino:

“Sentía poca compasión por aquellos que se quejaban de su condición o mala suerte debido a un impedimento ya fuera físico o del medio ambiente. Me recordó la ceguera de Milton, la sordera de Beethoven, la poliomielitis de Roosevelt, la pobreza de Lincoln, el trágico matrimonio de Tchaikovsky, los aterradores primeros días de pobreza de Isaac Hayes, la ceguera y sordera de Hellen KeIler y hasta la salida del ghetto de Archie Moore. Revivió para mi, hechos como el que John Bunyon escribiera su libro Pilgrim's Progress mientras se encontraba en prisión, el que Charles Dickens pegara las etiquetas de los recipientes de betún para zapatos, el que Robert Burns y Ulysses S. Grant debieran pelear contra el infierno del alcoholismo, y el que Benjamin Franklin tuviera que abandonar la escuela cuando solo tenía diez años de edad. Después me habló de Eddie Rickenbacker, al cual se le preguntó, después de ser rescatado, qué lección había aprendido mientras se encontraba a la deriva con sus compañeros en la balsa durante los veintiún días que pasó perdido en el Pacifico durante la Segunda Guerra Mundial. Su respuesta fue: "La lección más grande que aprendí es que si se tiene toda el agua fresca que se quiere y toda la comida que se desea, no debemos quejarnos de nada más".”

Ellos no tuvieron pretextos para alcanzar sus sueños, tu tampoco los tienes.

Les mando un gran abrazo y que tengan un excelente día
El fracaso tiene un costo, pero ese costo es muy inferior al de no emprender.”

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